“Unidos en la hora de los cambios”
Convergencia planetaria con motivo del Solsticio de invierno (hemisferio Norte)
Atardecer del 21 de diciembre (cada quien según su uso horario local)
El año llega a su fin. Las humedades del otoño trasmutan sus acuosas neblinas en blancos y luminosos cristales hexagonales que se encuentran y entretejen para formar el manto de armiño de Gaia, su puesta de gala para la más larga noche.
“Silencio en la noche, ya todo está en calma, el músculo duerme, la ambición descansa”.
Es el momento del recogimiento pleno, del silencio de la mente, del anhelado retiro hacia las profundidades del alma. Es la hora de la quietud de todos nuestros cuerpos, de la paz interna a la que nos lleva la quietud de cuerpo y alma a la espera del renacimiento de la Luz.
Las sombras se alargan y alargan en su perenne baile cíclico para mostrarnos la naturaleza dual de la creación y la perfección de lo creado, y cuando la sombra deja de crecer, el 21 de Diciembre a las 11 h. 11 m., hora GMT, se abren las puertas para un nuevo ascenso de la Luz que nos propone llenar nuestras almas y guiarnos hacia Dios en una nueva vuelta de la espiral cósmica.
De ese recogimiento, de ese retiro al interior, de esos instantes de necesaria quietud emerge lo más profundo, lo más valioso, lo más luminoso de nuestras almas, a la búsqueda de esas otras luces, de esos otros ojos, de esos otros corazones que han convertido la sombra en luz para derramarla generosos desde su cáliz de vida sobre los hijos de Gaia.
La oscuridad de la noche es más profunda en el momento anterior al amanecer. Ese es el momento solsticial que se avecina para proponernos una nueva aventura luminosa planetaria, la aventura de la unión de almas, la propuesta del renacer de la vida, la proclama del resurgir de la Luz en este solsticio tan especial donde el paso de baile galáctico que nos ha tocado vivir une las más poderosas luces y las concentra sobre Gaia y sus hijos con Amor, por Amor y para el Amor.
Pero superpuestas a todas estas vibraciones solsticiales, este momento cósmico, este año bendito que nos ha tocado vivir, nos trae la Buena Nueva de una “Puerta Grande “ galáctica. La entrada en el Sexto Sol. El centro de Luz galáctico, el Hunab Ku mesoamericano mira directamente a la Madre Gaia y al Padre Sol en el momento en que los tres se sincronizan formando la álgida figura geométrica de la alineación plena. Andanadas de Luz galáctica para abrir los canales externos e internos a una Nueva Era de Luz, Amor y Paz.
La última vez que sucedió este evento, el ser humano transitaba la Edad de Piedra. Esta nueva mirada del Gran Sol Central se presenta en un momento histórico complejo, dual, difícil, donde todos los caminos o derivas evolutivos son posibles. Pero la Luz que llega, tan oportuna como necesaria, marcará camino, sembrará semillas nuevas en las almas, despejará viejos conflictos y abrirá horizontes a una nueva Humanidad cuyos cimientos ya están asentándose.
Unión es la onda que mas resuena en los previos a la Nueva Edad, unidad bajo el paraguas del Amor Incondicional, que nos llevará, más temprano que tarde, a ser Uno con el Uno. Juntos en oración, en solidaridad, en re-unión, con el corazón abierto hacia el Gran Espíritu.
Diciembre 2012