Es fácil imaginar una India llena de colores brillantes, olores a especias, música comercial y aventura!!.., es diferente vivir una India con sus propios colores, el olor de la humanidad, el sonido del silencio contenido en una mirada de mendigo y la aventura comprometida.

Durante varios días he tenido la suerte de vivir ese tipo de aventura con mayúsculas  y compartir con amigas y dos bellísimas  personas, María y Antonio, la autenticidad de los colores, los sonidos y la VIDA que acontece en el proyecto “Colores de Calcuta” que la Fundación Ananta sostiene en esa intensa ciudad. Ser voluntaria ha sido como ganar el premio del año; siempre recibes más de lo que estas afanada en dar.

Esto es lo que ha sucedido en Pilkana, el  Centro Médico donde he pasado varias mañanas acompañando a mujeres con bebes en brazos, sosteniendo sus miradas, entendiendo sin ahondar más en su elocuente silencio, todo aquello que se agolpa en sus corazones , sintiendo la gratitud de ellas y la dedicación solidaria de un equipo profesional comprometido con el SER humano. La pediatra, el fisio, la ginecóloga, la nutricionista, el Doctor Mustaphi, Hara, las cocineras, las DIDIS que cuidan de los niños de la unidad de desnutridos y de la guarde..y tantos otros que mantienen ese espíritu de hermandad diariamente.

En mi corazón aún  escucho el sonido alegre de los niños y niñas de la guardería. Sus juegos, sus abrazos, sus miradas y la frescura de su momento presente, son como un bálsamo. Simplemente el tiempo se para, la realidad individual se detiene y te da permiso para entrar en un espacio compartido de alegría inmensa, de inocencia, de niñez protegida de la que es difícil despedirse…aunque el “hasta luego” se declare cantando una preciosa canción de amistad y ¡surjan cohetes de sus manos ! como expansión de esa felicidad compartida. Para siempre quedan sus almas anidadas en la mía.

Cuanto por vivir pide la mirada profunda de Bebi, estrenando dos meses de vida, recién acunada en mis brazos. Cuanta fuerza en un cuerpecito tan frágil! y cuanto amor a su alrededor, ajeno a la crudeza de la realidad que le ha tocado. Gracias a quienes harán posible que ella siga creciendo sana, apoyándola.

Por las tardes, la efervescencia de las niñas ya casi adolescentes nos regalaba la sensación de sabernos “amigas”. Ellas crecen, conscientes de su suerte, con ánimo y fuerza, llenas de sonrisas, bailes, dedicatorias, juego y saber estar. Una preciosa comunión femenina, con un presente organizado y un futuro de oportunidades. Compartimos sueños, acuarelas, grabaciones, reportajes fotográficos, pintura y hasta clase de protocolo en la mesa…como lindas señoritas.  En la casa de Anand Bhavan, la alegría es color y sonido a la vez.

Preciosos momentos saboreados con las mujeres dedicadas a la labor. Coser, bordar, tintar… hay para todas!!! , en el caldero, no solo cuece la cera de los bonitos batics que hacen,…en el caldero cuece un futuro nuevo para el universo femenino de una cultura tan hosca y difícil para la mujer en ese pais, ..en el caldero cuece una oportunidad para sanar y reforzar lo femenino. Todas sentimos un especial acercamiento y un apoyo a este “ nuevo cultivo”…

Es curioso como un viaje a la lejanía de mi realidad cotidiana puede acercarme tanto a la realidad cotidiana del ser humano. Este es para mí el verdadero sentido del voluntario. Voluntario para sentir humanidad y ofrecer mi mano. Gracias a todos quienes lo han hecho posible.

Como dice mi querida María DIDI..seguimos.

Susana Pato, 5 marzo 2012