Queridos Reyes Magos: este año no quiero ningún “smartphone”, ni “tablet, “iphone”, “ipad”, “ipod”…, ni demás castañuelas telemáticas. A lo largo de los últimos meses he podido comprobar que las pantallas me alejan de la vida y yo quiero ir con ella; correr, volar, sentir con ella…; no pasar mis días con mi mirada clavada en un cristal. Quiero lo que asoma tras ese cristal, no precisamente el cristal, por muchos vídeos e imágenes bellas que me pueda proporcionar. Os pido por lo tanto otros intangibles que os detallo, sobre todo que estos tiempos más apurados en los que decidimos encarnar, ensanchen más en nuestro interior el principio de la solidaridad. Lo importante no son las jorobas de vuestros camellos cargadas a rebosar, sino nuestros corazones que desborden más sentido de mutua comprensión y ayuda, amén de anhelo de compartir.
Así pues, no os pido que salgamos de la crisis, sino conciencia de por qué entramos en ella, conciencia de que sólo puede perdurar lo sostenible, lo que se atiene a la ley de solidaridad universal, al respeto supremo a nuestra Madre Tierra-Amalurra. Antes de poner las máquinas a pleno rendimiento, pensar si en verdad necesitamos lo que producen y la forma en que se produce. Antes de seguir vertiendo química y veneno sobre nuestros campos, que podamos recordar cuando la tierra guardaba toda su fertilidad, los vegetales su sabor y las aguas su pureza.
Hogar para todos. “¡Stop a los desahucios!” por supuesto…, pero conciencia también de que nuestros días no se unen por naturaleza a un banco y su hipoteca, de que podemos vivir a ras de suelo, junto a la Madre en casas sencillas que pueden construir nuestras manos, no necesariamente en un noveno piso con ascensor; conciencia de que las colmenas de pisos en inmensos asfaltos saturados no son nuestro destino ineludible; conciencia de que nuestros pequeños cosmos humanos urgen directo y estrecho contacto con el gran cosmos. Y hablando de cuestiones siderales, que no suba el recibo de la luz, pero sobre todo que el Gobierno no castigue a los valientes que ponen molinos de viento en sus colinas y placas solares en sus tejados.
Entera libertad para la mujer en cuanto a decidir sobre su cuerpo y cuanto contiene, pero también conciencia de la sacralidad de la vida que lleva en su seno, en realidad más conciencia de la sacralidad de la vida en todas sus formas, expresiones, fases y colores. Que nuestros hermanos los toros no sean ya más torturados y ajusticiados en las plazas, que las granjas sobrecargadas de animales se vayan también poco a poco clausurando. Que la sangre salga de los cosos y las humanidades vuelvan a la enseñanza. La ciencia sola es peligrosa, conviene vaya acompañada de una conciencia, de unos valores que la enfoquen y dirijan.
Y hablando de respeto a la vida, que ETA cierre definitivamente el baúl que nunca debió haber abierto, que entreguen las armas y vuelvan a casa. Que el Gobierno esté a la altura de las circunstancias, que no le atrapen las fuerzas del rencor, que muestre altura de miras y la generosidad en el fin anhelado de esta tan larga como triste historia.
Libertad en su más plena expresión, libertad para las gentes y para los pueblos. Libertad para que cada sujeto decida como quiere diseñar su futuro, afrontar su destino. Libertad para que los pueblos se autodeterminen, pero también conciencia de fraternidad, de que la unidad exquisitamente respetuosa con las partes, integrada, enriquecida, florecida en la diversidad, sea quizás la más elevada meta humana.
Y puesto que mentamos libertades, que los tiranos y dictadores de todo signo y bandera terminen de caer. Que ya avanzados en el siglo XXI, las urnas se siembren por todas las geografías; que nadie imponga al resto de la digna ciudadanía, su criterio, su gobierno, su forma de dirigir una nación. Que los Mandelas se prodiguen, que los mandatarios con verdadera vocación de servicio, con espíritu de armonización, de reconciliación, con talla de dirigentes altruistas vayan ascendiendo a los gobiernos de los pueblos.
Paz particularmente en vuestras tierras, en ese Oriente Medio, en esa Santa Tierra de tanto abrazo postergado. Paz en vuestras arenas y desiertos, paz sobre todo en la gloriosa Siria, cuna de excelsas culturas y civilizaciones. Que ese dictador que mata sin escrúpulos por asegurarse en el poder, repare en su descomunal error y los sirios puedan volver por fin a sus hogares y los niños a sus pizarras y la nación a su democracia debida y esperanza.
Más cerca de casa, que volvamos a creer en Europa. Que nunca olvidemos que de aquellos campos de tantas batallas hemos construido un continente unido, un referente para toda la humanidad que avanza también a su paso hacia crecientes niveles de confederación; que ahora tan sólo nos resta hacer el viejo continente más verde, justo y solidario, menos lastrado por la burocracia y el mercantilismo.
No puedo seguir, queridos Reyes, el Wasap tiene también sus límites y tampoco quiero desbordar vuestras sacas con tantos cielos y anhelos. Buen camino, queridos Magos de Oriente; que vuestra auténtica y urgida magia del amor y de la amistad sin límites, un día inunde la tierra entera. Que nunca nos olvidemos que la realeza es del alma, del Dios con distintos nombres que a todos/as sin distinción nos habita; que los títulos en la tierra sólo representan más compromiso de servicio, más responsabilidad en la entrega.
Podamos seguir vuestra estela, acompañaros tras el Fulgor que nunca calla a través de nuestros desiertos, arenas y otros desafíos y dificultades. ¡Siempre unidos a los Grandes Iniciados de Oriente y de todas las latitudes, siempre tras vuestra genuina e irradiante realeza, siempre gracias!
Koldo Aldai, 3-1-2014