Aunque unos días más tarde que en el popular y mediático Centro Comercial, climatológica y astronómicamente, en esta parte del mundo, ¡ya estamos en primavera! Y ya se sabe, ¡la primavera la sangre altera…!

Entramos en esa época del año donde la vida nace y crece por doquier. Y la naturaleza, en su forma animal y vegetal, es el mayor anuncio de la misma.

Las numerosas horas de luz, la fuerza de los rayos del sol y las “aguas mil” que nos riegan, traen la vitalidad, el buen humor y el amor a nuestras vidas , al igual que hace crecer la hierba, las hojas y las flores, y empuja a la vida nuevas criaturas, llenando nuestros campos de color, trinos y zumbidos.

Esta misma Naturaleza bucólica es la que hace unos días mostró, en Japón,  su fuerza e ingobernabilidad, sepultando bajo las aguas todo lo que encontró a su paso y que dejó sentir su rugido haciendo temblar y caer los cimientos de una gran nación. Cosechamos lo que antes sembramos.

Es enseñanza de la tierra, que las semillas plantadas darán los frutos a cosechar. Parece que no atendemos ni aprendemos la lección. Sembrando patatas no podemos recoger tomates, ni de un rosal florecerán geranios. Lo tenemos claro en materia agraria y, sin embargo, cuando se trata del ser humano y del planeta, esperamos resultados distintos haciendo siempre lo mismo o pretendemos disfrutar de bienestar, gozar de paz y sentir amor, cuando nuestros pensamientos y sentimientos son egoístas, insanos y violentos y nuestras acciones son de daño y destrucción. En lugar de regar las flores, nos dedicamos a las malas hierbas. Sembramos vientos y no nos queda otra que recoger tempestades. La Tierra nos lo vuelve a decir.

Todo empieza con un pensamiento. Una idea que podemos sembrar en nuestra mente y que con la suficiente repetición se convierte en creencia y da frutos, tanto individuales como colectivos. Para conseguir todo lo bueno, el éxito y la felicidad que deseamos y nos merecemos tenemos que cultivar una actitud mental positiva: vivir con optimismo.

Este optimismo vital nos ayuda a descubrir lo positivo y bueno en todas las personas y circunstancias, a la vez que nos da valor para enfrentar las dificultades y “lo que es” con buen ánimo y perseverancia, sabiendo que solo son desafíos temporales y que “esto también pasará”.

Siempre tenemos la opción de escoger nuestra respuesta. Cada nuevo día es una nueva oportunidad de volver a decidir: estar contento o estar triste; vivir con entusiasmo o “ir tirando”. Con independencia de las circunstancias externas, ese poder está en nuestras manos. Y al enfocarnos en lo positivo, en lo que queremos y nos gusta, en ver el vaso lleno…, atraeremos más de lo mismo y podemos contagiar a otros con este virus de optimismo y pensamiento positivo. Es lo que nos está enseñando el pueblo japonés, con su aceptación y actitud ante la tragedia.

Ojalá aprendamos la lección de manera amable que nos evite dolor y sufrimiento. ¡Y a disfrutar de esta bella primavera que nos altere la sangre con su luz, calor, color y amor!!

Ana Novo
Autora del libro “Elige tu vida, ¡ahora!”
www.creoycreo.com