«Tomad la costumbre de concentraos en la cima, ese punto culminante desde donde puede verse la verdad sobre los seres y sobre las cosas. Es evidente que la distancia que os separa de él es inmensa, incluso infranqueable, y solo puede llegar hasta la cima aquél que vive verdaderamente una vida pura y santa.
Pero a través del pensamiento, cada uno puede intentar alcanzarla ya que el pensamiento es como una cuerda que lanzáis hasta ese punto al que queréis llegar, allí lejos, y una vez que la cuerda queda sujeta, trepáis. Es lo que hacen los alpinistas: lanzan una cuerda y trepan. Sí, ya veis, hay que aprender a descubrir estas correspondencias entre el mundo físico y el mundo espiritual.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Image, Nan Shan 1936, pintura de Nicholas Roerich