«Cuanto más os unís con la Fuente divina, más recibís la visita de los obreros celestiales que acuden a trabajar sobre vuestro cuerpo físico y vuestros cuerpos sutiles con el fin de purificaros, aportaros luz, reforzar vuestra voluntad… ¿Qué es un genio? Un ser colectivo habitado por una multitud de obreros; por tanto, está cualificado para hacer un trabajo superior.


Si hay algo que debéis temer por encima de todo, es ofender a los obreros divinos, porque comenzarán a abandonar esta casa que sois para ellos, y ésta se desmoronará, su capital disminuirá. Sólo depende de vosotros que los obreros celestiales permanezcan en vuestra morada o que incluso otros acudan a instalarse. Cuando comenzáis a uniros al poder supremo, cuando situáis a Dios por encima de todas las cosas, estáis atrayendo a esos obreros celestiales, os convertís en dueños de vosotros mismos, fuertes, sabios, llenos de amor, recibís tesoros e irradiáis en el espacio cósmico hasta las estrellas…

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86)