“No importa cuál sea tu labor o tus responsabilidades, debes mantener tu compromiso más importante: unirte a Dios en la meditación. Todas las cosas te traicionarán si tú le traicionas. Por eso jamás olvido mi cita con Él, sobre todo por las noches. No te vayas a dormir hasta que sientas el gozo de Dios por dentro y por fuera; así, Él estará contigo durante todo el día. Nada puede compararse con ese gozo.

Desarrolla el hábito de la comunión con ese gran gozo que se encuentra más allá del estado de sueño. El sueño profundo sin ensueños es una forma inconsciente de establecer contacto con la paz y el gozo de Dios, en tanto que la meditación es la forma consciente de hacerlo. La satisfacción producida por diez millones de sueños sin ensueños no alcanza a describir la dicha que se siente en la comunión consciente con Dios.

Permanece en esa dichosa calma que mora en tu alma. Cuando todas las preocupaciones terrenales se desvanezcan por completo, verás a Dios.”

Paramahansa Yogananda (1893-1952), «El amante cósmico» pág. 379. Imagen: Charaka, the ayurvedic healer 1932, pintura de Nicholas Roerich