”En el núcleo mismo de nuestro ser hay una chispa de pureza, de perfección, de divinidad, porque el Señor está encerrado en el corazón de cada uno de nosotros. Cuando aprendemos a identificarnos cada vez menos con lo que está sujeto a cambios y cada vez más con este núcleo de perfección, vamos despertando poco a poco a nuestra verdadera naturaleza.» 

Eknath Easwaran