«Encontrar el sentido de la vida es encontrar un elemento que solo el mundo divino puede daros; y lo da solo a quienes, durante largos años, se esfuerzan por alcanzarlo. Porque el sentido de la vida es la recompensa de un trabajo interior, paciente, incesante, que el hombre ha emprendido sobre sí mismo.
Cuando ha alcanzado un determinado estado de consciencia, recibe del Cielo un electrón, como una gota de luz que impregna toda la materia de su ser. A partir de ese momento, su vida adquiere una nueva dimensión e intensidad, los acontecimientos se le presentan bajo una nueva luz, como si se le hubiera dado a conocer la razón de todas las cosas. E incluso la muerte ya no le asusta, porque este electrón le revela la inmensidad de un mundo eterno en el que ya no hay peligros ni oscuridad, y siente que ya camina en el mundo ilimitado de la luz. «
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino Finisterre entre Olveiroa y Negreira, 7 mayo 2023