«El hombre no puede llegar a Dios, el Espíritu cósmico, más que esforzándose por llegar al espíritu en sí mismo, su Yo superior. Así, cuando oráis a Dios, en realidad estáis intentando alcanzar la cima de vuestro ser. Si lo conseguís, desencadenáis una vibración tan pura y sutil que, al propagarse, produce en vosotros las transformaciones más beneficiosas. E incluso si todavía no obtenéis lo que habéis pedido en vuestra oración, al menos ganáis algunos elementos muy preciosos.
¿Qué es lo que da su sentido a la oración? El esfuerzo que hacéis para llegar a la cima en vosotros mismos. Gracias a este esfuerzo, ponéis en movimiento allí, muy lejos, muy arriba, una energía que, al acercarse hasta vosotros, produce unas vibraciones de una extrema sutileza, sonidos, perfumes, colores, y regenera todo vuestro ser. «

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: amanece en Guarne (Colombia), 21 julio 2023, cortesía de Jorge Carvajal Posada