«Todos los grandes Maestros, todos los grandes Iniciados nos lo enseñan: el hombre es un espíritu, una llama que brota, como la tierra misma, del seno del Eterno. Hay todo un camino a recorrer y, en el transcurso del camino, puede suceder que, como la tierra, también el hombre se deje adormecer, enfriar, oscurecer. Pero está predestinado a volver a las regiones que ha dejado y, un día, después de mucho tiempo, después de encarnaciones y encarnaciones, así como la tierra se volverá como el sol, el hombre regresará a su Padre Celestial. Son las mismas leyes, las mismas correspondencias.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Escena del Camino Francés, cortesía de Paulo Rosa