«Jesús dijo: “Mi Padre celestial trabaja y yo trabajo con Él”. Y diciendo eso, invitaba a todos los hombres a trabajar para que el Reino de Dios se realice sobre la tierra. Que esa realización este próxima o lejana, no es lo que importa. Lo que cuenta y que debéis comprender, es que desde el momento en que decidís participar en ese trabajo gigantesco, noble, divino, en que ponéis en él todas vuestras fuerzas y vuestras energías, entráis en un nuevo orden de cosas, os manifestáis como un verdadero hijo de Dios.
Es muy importante saber para quién trabajamos, dónde ponemos nuestras energías. Los que participan en empresas deshonestas, se impregnan sin saberlo de las suciedades que remueven, y acaban por destruir todo lo bueno que hay en ellos. Hay que participar en una empresa grandiosa, celestial. Poco importa si se realizará y si las personas os comprenderán y os seguirán; lo esencial, es que así hacéis un trabajo benéfico sobre vosotros mismos, todo mejora en vosotros, y sois vosotros los que ganáis.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino Primitivo, entre Berducedo y Grandas de Salime, 18 mayo 2023