«Decimos «sacrificarse» como si se tratase de abandonar o de perder algo. Cuando hacemos un sacrificio, no nos sacrificamos, se sacrifica algo inútil, nocivo, inferior, para obtener algo grande, poderoso, precioso. Si no se sacrifica lo que es inferior en uno mismo para que viva lo que es superior, se sacrificará necesariamente lo mejor que se posee en beneficio de los instintos más groseros. Es imposible escapar a esta ley: nuestra naturaleza superior sólo puede vivir si le sacrificamos nuestra naturaleza inferior; y lo que es la vida para una, representa la muerte para la otra.
Es así como deben ser comprendidas las palabras de Jesús: «Aquél que quiera salvar su vida la perderá, pero aquél que la pierda la encontrará.» Comprender estas palabras significa también y ante todo querer realizarlas.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: In Thought (1946), pintura de Nicholas Roerich