«Dios es una fuente que brota, y en el ser humano que ha creado a su imagen, existe también profundamente enterrada, una fuente que espera las condiciones para brotar y circular. Si por el pensamiento, por la oración consigue unirse a la Fuente celestial, hará también brotar el agua de su propia fuente, y todas sus células serán regadas, vivificadas por esta agua divina.

Si aprendemos a hacer fluir en nosotros esta fuente que es la vida, que es el amor, que es la luz, nos convertiremos en un instrumento en manos del Cielo. Y un día seremos capaces de cumplir el programa que nos dio el Maestro Peter Deunov en esta fórmula tan hermosa y profunda: «Tened el corazón puro como el cristal, el intelecto luminoso como el sol, el alma vasta como el universo, el espíritu poderoso como Dios y unido a Dios.»»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: To Kailas. Lahul (1932), pintura de Nicholas Roerich