«Supongamos que habéis comido demasiado, ninguna ley humana vendrá a pediros cuentas, ningún policía, ningún agente os arrestará. Sí, pero estaréis en la cama. Entonces, ¿qué justicia ha sido la que os ha abatido y os ha llevado a la cama? Las leyes de la naturaleza no son las de los humanos. Los humanos vendrán a veros cuando estéis en la cama y os dirán: “Ah, mi pobre amigo, ¡cuánto te compadecemos!” Pero no pueden hacer nada por vosotros. Solo la naturaleza puede ayudaros: si volvéis a obedecer sus reglas, os curaréis.

Hay que aprender cuáles son las leyes de la naturaleza, las leyes divinas a las que están sometidos el intelecto, el corazón y el cuerpo físico. Debéis saber con respecto a todo lo que decís y todo lo que hacéis, lo que representa como energías, observar a dónde van estas energías y vigilar que no causen trastornos en ninguna parte. «

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Guru Guri Dhar, 1931, pintura de Nicholas Roerich