«Cuando queráis rezar y uniros a Dios, imaginad en algún lugar del espacio un centro vivo, radiante hacia el que convergen todos los seres luminosos. Desde ese centro, veis surgir rayos de luz en todas direcciones para alimentar a los seres vivos. Con esa imagen, vuestros pensamientos se dirigirán exactamente al lugar donde la presencia divina es más intensa, y vuestra oración obtendrá resultados.
Todos los grandes Maestros e Iniciados se concentran en ese punto que es un centro de luz, y sus pensamientos crean un poder tal en el espacio que el discípulo, mediante la práctica diaria, recibe inmensas bendiciones de ese poder. «

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Northern Midnight, pintura de Nicholas Roerich (1940)