«El conocimiento oficial es útil, enriquece enormemente al ser humano, le proporciona una situación, prestigio, autoridad, dinero. Pero este conocimiento no le transformará, porque un conocimiento que se queda en la superficie, no le penetra profundamente. Podéis acumular conocimientos en matemáticas, en historia, en geografía, etc., pero esto no os hará cambiar: si sois miedosos, sensuales, coléricos y golosos, seguiréis siendo miedosos, sensuales, coléricos y golosos.

Por ejemplo, ninguna universidad os proporciona una enseñanza sobre el más allá, sobre la cuestión de la supervivencia y de la reencarnación. Incluso si poseéis los conocimientos de todas las ciencias, como no tenéis ninguna noción sobre estos temas tan esenciales, no podréis tener ni la esperanza, ni la convicción ni la fuerza que os permitirían transformaros. Mientras que si se os enseñase cómo siguen viviendo las almas en el otro mundo, y cómo se reencarnan después, ante estas revelaciones, ante estas leyes, no podríais seguir siendo el mismo porque os sentiríais obligados a estar más atentos respecto a vuestro comportamiento externo e interno. «

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Pintura de Nicholas Roerich,  The Greatest and Holiest of Tangla (1932)